7
maneras de celebrar el
cumpleaños de Oscar Wilde
La tumba del autor se va a llenar de
rosas.© Getty
Images
Oscar
Wilde alcanzó la cumbre absoluta de su poder en febrero de 1895, cuando su
nombre era reconocido a ambos lados del Atlántico y dos de sus obras más
recordadas, 'Un marido ideal' y 'La importancia de llamarse Ernesto', se
representaban al unísono en el West End. "El hombre que pueda dominar una
mesa de cena en Londres", se cree que dijo por aquella época, "podrá
dominar el mundo", pero el invierno pronto dejó paso a la primavera. En
abril de ese mismo año, Wilde fue arrestado por un crimen de (cito)
"grosera indecencia", lo que preciptó su inexorable caída de la
omnipotencia a la nada. Murió en 1900, tras un humillante periodo de
encarcelamiento, declive y exilio. Casi cien años después de que entrase en
aquella habitación de hotel parisina para no salir jamás, Todd Haynes lo
reivindicó como primera estrella del glam en su increíble película 'Velvet
Goldmine' (1998), buen barómetro de la reevaluación crítica
que su figura experimentaría a principios del siglo XXI.
El
legado de Wilde pasó, así, demasiadas décadas perdido entre las brumas de la
polémica que acompañó a su proceso judicial. De hecho, ni siquiera en nuestros
días, cuando la crítica literaria internacional coincide en considerarlo como
uno de los grandes, podemos disipar la controversia que siempre lo rodeó. ¿Fue
Oscar Wilde un reaccionario (el último de los románticos) disfrazado de
revolucionario, o fue el eslabón hacia el modernismo literario anglosajón (sin
Wilde, ni Joyce ni Woolf)? ¿Era simplemente un esteta con moderado ingenio
epigramático, tal como lo describió Wyndham Lewis en una
ocasión ("su único truco: revertir la moralidad convencional sin decir
nada tremendamente interesante sobre ella")? Sea como sea, hoy es su
maldito cumpleaños: si quieres celebrar la presencia indeleble de alguien a
quien las autoridades de su país se quisieron quitar de en medio, aquí te
ofrecemos siete ideas para ello.
1. Visitar su tumba
Un
poco complicado, pues necesitas estar en París. Wilde fue enterrado en el
cementerio de Père-Lachaise, muy cerca de lo que hoy es la estación de metro de
Gambetta. Muchos turistas paran directamente allí para visitar la esfinge que el albacea del escritor, William
Ross, encargó al escultor Jacob Epstein, junto a la que se suele dejar un
clavel rojo todos los 16 de octubre. Es posible que hoy también haya homenajes
en forma de lecturas o representaciones al aire libre de alguna de sus obras,
pero algo es seguro: ya no vas a poder darle un beso al féretro después de
aplicarte carmín en los labios. En 2011, el ayuntamiento puso un muro de
cristal para proteger al conjunto escultórico de tantos muac-muacs diarios.
2. Aprender a vestir
como un dandy
Como la belleza es la única cosa que el tiempo no puede lastimar,
te recomendamos que vistas siempre como si estuvieras a punto de debutar en la
alta sociedad londinense y Lady Windermere te hubiese invitado a tomar el té
con ella antes de su puesta de largo. La Oscar
Wilde Website se ha tomado la molesta de dilucidar cómo vestiría
el genio en nuestros días: abrigo escocés de inspiración eduardiana, calcetines
Burlington y mocasines de Samuel Windsor. Ir hecho un pincel es tu obligación
en un día como hoy.
3. Ponte una película basada en sus
obras
No
hablamos de adaptaciones cualquiera: todo un Lubitsch se atrevió con 'El abanico de Lady Windermere' en 1925, Otto
Preminger decidió modernizar la misma obra en 1944, Charles
Laughton se metió en la piel de 'El
fantasma de Canterville' a las órdenes de Jules Dassin,
Brian De Palma incorporó elementos de 'El retrato de Dorian Gray' en 'El fantasma del paraíso' y,
más recientemente, la notable 'The
Selfish Giant' ofreció un nuevo giro para ese cuento
clásico. Si lo que quieres son películas sobre Wilde, quizá te interese ver lo
que Stephen Fry hizo al respecto de su (asombroso)
parecido en 1997.
4. Planear tu próximo
viaje a Dublín
Su
estatua (recostada) en Merrion Square es una parada básica en cualquier ruta
por la ciudad, pero también puedes visitar la vivienda de su familia (en la
misma plaza) o la legendaria biblioteca Marsh, en la que debió de pasar muchas
horas muertas. Más: el Museo de los Escritores de Dublín contiene mucho
material suyo, así como también algo de George Bernard Shaw, a quien Wilde
despachó con un lapidario: "No ha alcanzado una notoriedad suficiente como
para tener enemigos, pero tampoco cuenta con el aprecio de sus amigos".
Qué bien tenerlo de compatriota.
5. Apoyar una librería
LGTB
La
madrileña Berkana (c/ Hortaleza, 64) abrió con un simple
objetivo: ser el equivalente español a la Oscar Wilde Bookshop de Nueva York,
que lamentablemente se vio obligada a cerrar en 2009. Las dueñas de Berkana
tuvieron que organizar una campaña para recaudar fondos hace unos meses, pero
ahora mismo lo mejor que puedes hacer es apoyarlas comprando allí, por ejemplo,
un ejemplar de 'Oscar Wilde's Scandalous Summer', un ensayo sobre
los tres años que transcurrieron entre su historia de amor con Lord Alfred
Douglas y su entrada en prisión.
6. Hacerte cruces por
haberte perdido 'Gross Indecency' en el Fernán Gómez
Esta
obra de Moisés Kaufman, subtitulada como 'Los tres juicios de Oscar Wilde', se
estuvo representando hasta la semana pasada en la Sala Jardiel Poncela. Unas
sesiones más y habrían llegado al aniversario... En cualquier caso, parece muy
probable que esta crónica del proceso (más político que moral) al que se tuvo
que ver sometido el escritor, tal como la entiende el autor de 'El proyecto
Laramie' (2000), se vuelva a representar muy pronto: la crítica estuvo volcada,
especialmente con la dirección de Gabriel Olivares y el Wilde de Javier Martín.
7. Perderte en sus
obras: descubrirlas, releerlas, admirarlas, intoxicarte con ellas
Por
supuesto.
No comments:
Post a Comment