Monday, 16 October 2017


7    maneras de celebrar el cumpleaños de Oscar Wilde

 Se cumplen 163 años desde que la primera estrella del rock puso un pie en la Tierra.



La tumba del autor se va a llenar de rosas.© Getty Images

Oscar Wilde alcanzó la cumbre absoluta de su poder en febrero de 1895, cuando su nombre era reconocido a ambos lados del Atlántico y dos de sus obras más recordadas, 'Un marido ideal' y 'La importancia de llamarse Ernesto', se representaban al unísono en el West End. "El hombre que pueda dominar una mesa de cena en Londres", se cree que dijo por aquella época, "podrá dominar el mundo", pero el invierno pronto dejó paso a la primavera. En abril de ese mismo año, Wilde fue arrestado por un crimen de (cito) "grosera indecencia", lo que preciptó su inexorable caída de la omnipotencia a la nada. Murió en 1900, tras un humillante periodo de encarcelamiento, declive y exilio. Casi cien años después de que entrase en aquella habitación de hotel parisina para no salir jamás, Todd Haynes lo reivindicó como primera estrella del glam en su increíble película 'Velvet Goldmine' (1998), buen barómetro de la reevaluación crítica que su figura experimentaría a principios del siglo XXI.

El legado de Wilde pasó, así, demasiadas décadas perdido entre las brumas de la polémica que acompañó a su proceso judicial. De hecho, ni siquiera en nuestros días, cuando la crítica literaria internacional coincide en considerarlo como uno de los grandes, podemos disipar la controversia que siempre lo rodeó. ¿Fue Oscar Wilde un reaccionario (el último de los románticos) disfrazado de revolucionario, o fue el eslabón hacia el modernismo literario anglosajón (sin Wilde, ni Joyce ni Woolf)? ¿Era simplemente un esteta con moderado ingenio epigramático, tal como lo describió Wyndham Lewis en una ocasión ("su único truco: revertir la moralidad convencional sin decir nada tremendamente interesante sobre ella")? Sea como sea, hoy es su maldito cumpleaños: si quieres celebrar la presencia indeleble de alguien a quien las autoridades de su país se quisieron quitar de en medio, aquí te ofrecemos siete ideas para ello.


1. Visitar su tumba
Un poco complicado, pues necesitas estar en París. Wilde fue enterrado en el cementerio de Père-Lachaise, muy cerca de lo que hoy es la estación de metro de Gambetta. Muchos turistas paran directamente allí para visitar la esfinge que el albacea del escritor, William Ross, encargó al escultor Jacob Epstein, junto a la que se suele dejar un clavel rojo todos los 16 de octubre. Es posible que hoy también haya homenajes en forma de lecturas o representaciones al aire libre de alguna de sus obras, pero algo es seguro: ya no vas a poder darle un beso al féretro después de aplicarte carmín en los labios. En 2011, el ayuntamiento puso un muro de cristal para proteger al conjunto escultórico de tantos muac-muacs diarios.

2. Aprender a vestir como un dandy
Como la belleza es la única cosa que el tiempo no puede lastimar, te recomendamos que vistas siempre como si estuvieras a punto de debutar en la alta sociedad londinense y Lady Windermere te hubiese invitado a tomar el té con ella antes de su puesta de largo. La Oscar Wilde Website se ha tomado la molesta de dilucidar cómo vestiría el genio en nuestros días: abrigo escocés de inspiración eduardiana, calcetines Burlington y mocasines de Samuel Windsor. Ir hecho un pincel es tu obligación en un día como hoy.

3. Ponte una película basada en sus obras
No hablamos de adaptaciones cualquiera: todo un Lubitsch se atrevió con 'El abanico de Lady Windermere' en 1925, Otto Preminger decidió modernizar la misma obra en 1944, Charles Laughton se metió en la piel de 'El fantasma de Canterville' a las órdenes de Jules Dassin, Brian De Palma incorporó elementos de 'El retrato de Dorian Gray' en 'El fantasma del paraíso' y, más recientemente, la notable 'The Selfish Giant' ofreció un nuevo giro para ese cuento clásico. Si lo que quieres son películas sobre Wilde, quizá te interese ver lo que Stephen Fry hizo al respecto de su (asombroso) parecido en 1997.

4. Planear tu próximo viaje a Dublín
Su estatua (recostada) en Merrion Square es una parada básica en cualquier ruta por la ciudad, pero también puedes visitar la vivienda de su familia (en la misma plaza) o la legendaria biblioteca Marsh, en la que debió de pasar muchas horas muertas. Más: el Museo de los Escritores de Dublín contiene mucho material suyo, así como también algo de George Bernard Shaw, a quien Wilde despachó con un lapidario: "No ha alcanzado una notoriedad suficiente como para tener enemigos, pero tampoco cuenta con el aprecio de sus amigos". Qué bien tenerlo de compatriota.

5. Apoyar una librería LGTB
La madrileña Berkana (c/ Hortaleza, 64) abrió con un simple objetivo: ser el equivalente español a la Oscar Wilde Bookshop de Nueva York, que lamentablemente se vio obligada a cerrar en 2009. Las dueñas de Berkana tuvieron que organizar una campaña para recaudar fondos hace unos meses, pero ahora mismo lo mejor que puedes hacer es apoyarlas comprando allí, por ejemplo, un ejemplar de 'Oscar Wilde's Scandalous Summer', un ensayo sobre los tres años que transcurrieron entre su historia de amor con Lord Alfred Douglas y su entrada en prisión.

6. Hacerte cruces por haberte perdido 'Gross Indecency' en el Fernán Gómez
Esta obra de Moisés Kaufman, subtitulada como 'Los tres juicios de Oscar Wilde', se estuvo representando hasta la semana pasada en la Sala Jardiel Poncela. Unas sesiones más y habrían llegado al aniversario... En cualquier caso, parece muy probable que esta crónica del proceso (más político que moral) al que se tuvo que ver sometido el escritor, tal como la entiende el autor de 'El proyecto Laramie' (2000), se vuelva a representar muy pronto: la crítica estuvo volcada, especialmente con la dirección de Gabriel Olivares y el Wilde de Javier Martín.
7. Perderte en sus obras: descubrirlas, releerlas, admirarlas, intoxicarte con ellas
Por supuesto.



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